Klaus Schwab -Fundador y Presidente Ejecutivo del Foro Económico Mundial- señaló en 2016 que “Estamos al borde de una revolución tecnológica que alterará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos con los demás”. Schwab se refería a la cuarta revolución industrial. El último hito en la evolución humana que ha alterado el status quo produciendo un nuevo orden en el mundo. La gente y las empresas han sido testigos de cómo Internet y los medios digitales están transformando casi todas las interacciones sociales posibles. Como consecuencia, los modelos de negocio establecidos desde hace mucho tiempo se ven obligados a aceptar los cambios, los retos y las oportunidades que traen consigo las nuevas tecnologías y la innovación.
Sin embargo, no todas las industrias han experimentado el mismo ritmo. Por ejemplo, la profesión jurídica tiene un largo camino por delante para enfrentarse a los sectores altamente innovadores. La propuesta de valor que ofrecen los abogados sigue siendo fiel a su cultura tradicional. Sin embargo, los abogados están empezando a dar importancia a la transformación. Tal vez el debate actual más significativo en la industria jurídica se refiere a su futuro. En la actualidad es habitual encontrar webinars, seminarios e investigaciones académicas que abordan cuestiones sobre las habilidades que deben adquirir los estudiantes de derecho, la tecnología jurídica, el diseño jurídico o la innovación jurídica.
El objetivo específico de este ensayo es ayudar a comprender lo que puede deparar el futuro a los abogados y los factores que influyen en ese destino. Por lo tanto, en las páginas siguientes, trataré brevemente las señales fuertes que podrían ser decisivas para determinar la nueva industria del derecho.
Aunque pueda parecer contrario a la intuición, la crisis del coronavirus no desencadenó el debate sobre la transformación digital. En los últimos años se ha observado un creciente interés por la digitalización de las economías. Por ejemplo, el modelo de negocio del periodismo fue interrumpido por Internet mucho antes de la Covid-19. Permitió la aparición de nuevos competidores, creó estructuras alternativas de ingresos y revolucionó las relaciones con los usuarios. Además, los negocios de fintech cambiaron para siempre los servicios financieros. Los clientes tienen ahora acceso a bancos 100% digitales que ofrecen mayor seguridad, sin tarifas ocultas y una mejor experiencia para el usuario (y digital).
En la misma línea, las conversaciones de tendencia sobre el futuro de la profesión jurídica estaban surgiendo no mucho antes del brote de la Covid-19. Los posibles desafíos para la industria que podrían plantear los nuevos participantes y los servicios y tecnologías novedosos se estaban examinando como escenarios a mediano plazo. Sin embargo, la conciencia de los abogados de transformar rápidamente sus medios tradicionales para apoderarse del mercado, está atrayendo una atención crítica considerable después de un año de pandemia.
Los cierres y el distanciamiento social en todo el mundo presionaron la adopción de nuevas formas de trabajar e interactuar con los clientes. Las empresas se dieron cuenta de que para hacer frente a la nueva normalidad era necesario transformar y reorientar sus activos. La industria jurídica se vio obligada a aceptar que la adopción de cambios en su cultura y sus fuertes tradiciones es vital y, lo que es más importante, factible.
- Tecnología y derecho (tecnología jurídica)
Recientemente, ha habido un creciente interés en la introducción de tecnologías en el sector jurídico. El concepto de tecnología jurídica es cada vez más familiar para los estudiantes y los abogados, tanto en el ámbito académico como en el empírico. Por una parte, las principales facultades de derecho de todo el mundo están comenzando a incorporar la tecnología jurídica en los cursos de licenciatura y de posgrado, así como en los programas de educación ejecutiva o de desarrollo profesional continuo. Por otra parte, la investigación académica en la que se debaten temas y preocupaciones de la tecnología jurídica está alcanzando récords cada año.
Por otra parte, el número de empresas de tecnología jurídica incorporadas en varios países está aumentando. Asimismo, están captando más fondos y capital de los inversores que nunca antes. Además, profesionales entusiastas y heterogéneos están creando ecosistemas y asociaciones. Por ejemplo, ELTA en Europa, UKTA en el Reino Unido, Avotech en Francia, ASEAN en el sudeste asiático, Alt+co en Colombia e ILTA son algunos ejemplos de estos grupos que están surgiendo a nivel mundial.
La expansión de las empresas legales de nueva creación podría ser una nota de cautela para entender el futuro de la industria legal. Las empresas establecidas se ven ahora desafiadas por los nuevos participantes que están reestructurando los límites del mercado. Así, las empresas tradicionales están reconociendo la seriedad de la mejora de su competencia innovadora.
Christensen (1997) observa que las novedades perturbadoras se distinguen generalmente en dos grandes mercados que con frecuencia son descuidados por los titulares. Los clientes menos exigentes constituyen el primero. El segundo se refiere a los nuevos segmentos sin usuarios previos. Por lo tanto, el proceso de desarticulación suele estar vinculado a las propuestas de valor ofrecidas por las nuevas empresas, y no por las empresas tradicionales.
Los empresarios jurídicos están aplicando estrategias y conceptos de innovación que están remodelando la industria. La cultura tradicional en la que el abogado reemplaza la relevancia del cliente está cambiando. Ahora hay desarrollos iterativos de productos mínimos viables (MVP) vinculados con tecnologías y nuevos servicios que ofrecen una perspectiva novedosa de la interacción entre el derecho y los clientes.
La adopción de tecnologías y la aceleración de la innovación no sólo están mejorando los procesos actuales de la industria, sino que también están generando oportunidades para ejecutar actividades (y ofrecer nuevos servicios jurídicos) que antes no eran posibles. Por lo tanto, las empresas de nueva creación están poniendo a disposición de los clientes soluciones más baratas, sencillas y convenientes. Los grandes datos, la inteligencia artificial (IA) y el diseño jurídico ilustran la nueva ola de servicios jurídicos.
Los estudios existentes sugieren que los grandes datos mejoran el sector jurídico en dos puntos. En primer lugar, crear eficiencias para las organizaciones. Por ejemplo, permite la predicción de costos, mejorando las estrategias de facturación y gestión del tiempo y ayudando en la asignación de recursos. En segundo lugar, los grandes datos tienen el potencial de reorientar la propuesta de valor a los clientes. Se está utilizando para el análisis judicial. En otras palabras, para anticipar cómo los jueces podrían resolver los casos. Esta cuestión ha cobrado importancia a la luz de un reciente debate en Francia, donde los legisladores optaron por prohibir esta práctica.
Además, la IA está reformando la industria. En primer lugar, puede liberar a los profesionales de las rutinas operativas, concediéndoles más tiempo para ocuparse de las tareas pertinentes. Por ejemplo, la IA se está utilizando para buscar documentos, casos y precedentes. Además, la IA está permitiendo que más personas tengan acceso a los servicios jurídicos. Con la ayuda del aprendizaje automático, se están introduciendo los “chatbots” para resolver las preguntas frecuentes de los clientes. Además, se están creando contratos automáticos de alta calidad, que ofrecen contratos más baratos a los clientes que podrían no estar interesados en contratar un abogado.
Por último, el diseño jurídico está contribuyendo a la nueva era del derecho. Además de las tecnologías de la forma, la innovación también tiene un papel destacado en el futuro de la industria. Una visión centrada en el usuario está expandiendo el negocio jurídico a nuevos mercados. El diseño jurídico es el resultado de la aplicación de las teorías de la innovación como pensamiento de diseño para mejorar la experiencia del usuario. Hacer que la ley sea más accesible, comprensible y utilizable es el objetivo final. Por lo tanto, los abogados se están adaptando para hacer frente a las necesidades de los clientes que exigen soluciones alineadas con las expectativas de la interacción con los usuarios finales.
Conclusión
Este artículo se propone explorar la influencia del brote de Covid-19, las tecnologías de nuevos entrantes y la innovación en el futuro del derecho. Percibir las señales del mercado es el primer paso para sostener o alcanzar una ventaja competitiva. Por lo tanto, este artículo podría ayudar a establecer una estrategia para hacer frente a un entorno rápidamente cambiante y a la incertidumbre.
El coronavirus precipitó la transformación digital de la industria del derecho. Demostró a los abogados que es necesario y factible cambiar la cultura jurídica tradicional. Además, la conciencia en torno a la combinación de las tecnologías y el derecho está aumentando. El mundo académico y los profesionales están empezando a desarrollar capacidades en torno a la tecnología jurídica. En la misma línea, las empresas de nueva creación están ofreciendo servicios innovadores como el diseño legal que podría traer reformas dramáticas.
Podría ser cuestión de tiempo antes de que nos enfrentemos a la interrupción de la industria legal. Sin embargo, lo que le espera a los abogados podría no ser nada diferente de lo que ya han pasado otras industrias.
No estamos desarrollando nuevas tecnologías. Los grandes datos, la IA y el aprendizaje automático han estado ahí antes de su introducción en el sector legal. Del mismo modo, el pensamiento de diseño y el método de arranque magro que apoyan la innovación legal son teorías bien conocidas que se estudian en la gestión. Hay muchos ejemplos de mercados que ya los han introducido para concebir productos y servicios novedosos. Por lo tanto, mi último consejo es que se examine más de cerca lo que otros mercados experimentaron antes para comprender a qué puede enfrentarse el modelo de negocio jurídico.
Tal vez, una ventaja de ser un adoptador tardío (es decir, una industria reacia a los cambios), es que podemos aprender de las experiencias de otros sectores. Aprovechar las oportunidades y evitar cometer errores puede ser más fácil para nosotros si reconocemos el pasado.